Los niños con deformidades craneofaciales como la fisura palatina, que en España afecta a uno entre 500 y 2.000 nacidos vivos, deben ser tratados por un equipo multidisciplinar con experiencia acumulada, según advierte la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (SECOM). La SECOM ha participado en un simposio homenaje al doctor Fernando Ortiz Monasterio, pionero de la cirugía craneofacial, fallecido el pasado octubre. Este cirujano introdujo el tratamiento de un equipo multidisciplinar formado por cirujanos orales y maxilofaciales, neurocirujanos, cirujanos plásticos, ortodoncistas y otorrinolaringólogos, entre otros, para aplicar las mejores técnicas posibles en la corrección de este tipo de malformaciones. "Así, ha permitido a cientos de miles de niños tener calidad de vida”, afirma el doctor Santiago Llorente, organizador de la jornada.
Los niños que sufren este tipo de patologías “a menudo tienen dificultades para hablar, comer o respirar, además de problemas de integración y de escolarización, ya que acumulan muchas faltas de asistencia y necesitan apoyo psicológico. En definitiva, precisan de una atención especial y su situación afecta a toda la familia, ocasionando problemas laborales a los padres”, afirma la doctora Ana Isabel Romance, de la Unidad de Cirugía Craneofacial del Hospital 12 de Octubre de Madrid, centro de referencia en el tratamiento multidisciplinar de malformaciones craneofaciales. Un estudio inglés publicado en la edición de mayo de la revista The Cleft Palate-Craniofacial Journal advierte sobre la necesidad de “prestar más atención dentro de las familias y ofrecer servicios para ayudar a los niños a gestionar sus dificultades cotidianas, como el acoso debido a la diferencia facial”, después de analizar a niños y jóvenes con labio leporino o paladar hendido.
Las malformaciones congénitas que afectan al cráneo y a la cara “se clasifican en dos grupos, las fisuras craneofaciales y displasias y las craneosinostosis, que es cuando el cráneo se cierra y no crece”, explica la doctora Romance. Esta especialista señala como principal causa de estas deformaciones la interacción entre la tara genética de los padres y el medio ambiente.
Los cirujanos que forman parte del equipo multidisciplinar que trata este tipo de patologías “han de acumular una serie de casos para conseguir la experiencia necesaria que permita un tratamiento óptimo”, añade el doctor Arturo Bilbao, presidente de la SECOM.
Padre de la Cirugía Cranefacial
La SECOM, junto con la Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO), la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora (SECPRE), la Asociación de Microsomía Hemifacial y el Hospital Manuel Gea González de México han celebrado un acto de homenaje en Madrid para recordar la figura del que es considerado el “padre de la cirugía craneofacial”, el doctor Fernando Ortiz Monasterio. “Incorporó la técnica que permitía el corte, el desplazamiento y el reacomodo de los huesos faciales para crear un rostro más normal y corregir deformidades congénitas como la enfermedad de Crouzon y el síndrome de Apert. Lo que permitió cambiar la vida de muchos pacientes”, explica el doctor Llorente.
Nacido en Ciudad de México, fue también “precursor de la cirugía extramuros, para brindar atención a comunidades de escasos recursos. Esta ayuda sanitaria se acabó convirtiendo en un programa institucional, adoptado en la mayor parte de países de Centro y Sudamérica”, indica el doctor Llorente.
Este cirujano e investigador también fue pionero en incorporar la intervención conocida como monoblock, “una técnica de avance craneofacial que permitió evolucionar en el tratamiento de ciertas malformaciones”, apunta el doctor Llorente. Este especialista recuerda como “a las intervenciones quirúrgicas en las que él intervenía asistían una decena de especialistas de distintos países del mundo para ver y aprender de sus técnicas”.