La Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (SEICAP) advierte del riesgo de confundir el resfriado, muy común en esta época, y la rinitis alérgica, ya que pueden recibir tratamientos inadecuados y no recibir atención inmediata en caso de crisis alérgica. Su presidente, el doctor Marçel Íbero, subraya que los resfriados son frecuentes en niños menores de 5 años, la mayoría sin tratar. Por eso, aconseja acudir a un especialista en el caso de que el niño presente síntomas como estornudos, mucosidad transparente, picor de nariz intenso o taponamiento nasal, de forma repetida y prolongada en el tiempo.
Un catarro común no suele durar más de 15 días y pueden producirse entre dos y cuatro al año. Si en cuatro semanas no desaparecen los síntomas hablamos de rinitis alérgica, que puede manifestarse durante una sola estación o durante todo el año, según el doctor Jesús Garde, jefe del Servicio de Alergia Pediátrica del Hospital General de Elche y miembro del grupo de trabajo de Alergia Respiratoria de SEICAP. La concentración de pólenes procedentes de plantas como el aliso, el ciprés, el pino o la ortiga es alta en el mes de febrero, sobre todo en el centro peninsular, según esta sociedad científica. “En esta época aumentan los casos de resfriados y es muy común confundirlos con la rinitis alérgica. La mejor manera de distinguirlo es el picor de nariz. En el resfriado es leve, pero en la rinitis alérgica es intenso y muy molesto. Además en ésta, los síntomas son más persistentes, lo que puede alterar mucho la calidad de vida del niño, afectándole a su rendimiento escolar o durante el sueño, incluso en su relación social”, explica.
Una revisión de estudios publicada en enero en la revista International Forum of Allergy & Rhinology confirma la relación entre la rinitis alérgica y los trastornos respiratorios durante el sueño en niños. Los autores pudieron comprobar cómo el ronquido es el más común, según el 56% de los artículos revisados.
Los alergólogos pediátricos recomiendan la visita a la consulta del especialista para realizar un estudio de alergia que permita un correcto diagnóstico y así poder indicar el tratamiento más adecuado que mejore la calidad de vida del niño. En la actualidad un 9% de la población infantil menor de 5 años padece rinitis alérgica, un 25% entre los 13 y 15. “La inmensa mayoría de ellos no están controlados por un especialista y ni siquiera por el pediatra”, según el doctor Garde. Los expertos han observado un aumento de la prevalencia debido al tabaco y a las condiciones ambientales. Una investigación publicada el pasado mes en la revista The Laryngoscope analizó la prevalencia de la rinitis alérgica en niños pequeños de China. “Ésta es mayor en los que están en edad escolar y viven en zonas urbanas, jugando un papel importante como factor de riesgo el estado medioambiental”, concluye.
Desencadenantes de la rinitis alérgica
Los síntomas propios de la rinitis alérgica son corrientes en los niños menores de 5 años y suelen deberse a resfriados por virus, con lo que se hace más difícil distinguirlo. Los que son más mayores tienen menos catarros con lo que es más sospechoso que los síntomas sean debidos a alergia, explica el doctor Garde. “Los síntomas de la rinitis aparecen por el contacto del paciente con el alérgeno, que le provoca una inflamación de las capas internas de la nariz y por tanto una reacción excesiva a desencadenantes como los propios alérgenos, los catarros por virus, los olores fuertes, humos, polvo, cambios bruscos de temperatura, pequeños golpes, ejercicio, nerviosismo o llanto, entre otros”, añade.
El alergólogo pediátrico confirmará la existencia de rinitis con un análisis de la mucosidad nasal y pruebas funcionales de la nariz. “Sabremos si es alérgica con pruebas de piel o análisis de sangre, incluso sólo con observar cuándo y cómo aparecen los síntomas, aunque a veces es necesario hacer una prueba de provocación”, indica este especialista.
En caso de que los síntomas se presenten de forma aguda será necesario un tratamiento de rescate a base de antihistamínicos o corticoides. “El tratamiento preventivo se administrará a diario para disminuir la inflamación crónica de la nariz y conseguir que no sea tan reactiva. También se valorará la posibilidad de administrar una vacuna que impida que la alergia evolucione hacia asma”, concluye.